miércoles, 27 de mayo de 2009

Modorra

No puedo despertar. Son las tres de la tarde y hace más de una hora que giro sobre el colchón, las sábanas se perdieron en el piso hace horas. Debería bañarme, me pica el cuerpo, pienso, pero sé que seguramente pase una semana más hasta que lo haga. Nunca antes había tenido tanta modorra, no puedo creer que ahora encima esto, ni que hubiera matado a alguien, me digo, y me desdigo inmediatamente: qué razonamiento superficial, la gente cheta se baña. Vuelvo a girar sobre lo que imagino son restos de comida en la cama que me están picando el culo. Me rasco el culo, toco el colchón, no hay nada. Me alivio, sino me tendría que bañar. Hago mi cuerpo una bola, me muevo hasta la parte más fría y limpia. Me quedo quieto, empiezo a ver la luz entrando por las rendijas de la ventana y me ilusiono con que por fin me estoy por levantar, entonces me doy cuenta de que sólo estaba soñando, no tengo rendijas ni ventana en la habitación. Tengo un libro de Botana -Maru- al lado de mi cama, lo agarro, leo una receta, me parece exquisita, sobre todo la parta en la que M –debe ser ella, pienso- no puede batir claras. Agarro el celular, son las tres treinta de la tarde. Hago números. En cuatro horas más haría doce que me tengo que levantar. Susurro insultos y me arrastro. Abro la heladera, no hay nada; abro la alacena, saco mortadela, me la como con brutalidad. Camino en la oscuridad de la casa y noto una vez más que sólo tengo los ojos cerrados pero cómo me gusta la oscuridad de la casa. Tomo nota mental de todo esto que ahora escribo. Voy al baño. Hago pis mientas me miro al espejo, o me miro al espejo mientras hago pis. Mojé la tabla, tendría que haber mirado donde hacía. En eso la veo, ahí. Ya no se va a ir más, pienso. Corto papel, me seco; si, los hombres limpios nos secamos. Bajo la tapa del inodoro y me acerco más al espejo, para verla de cerca. A ella, la razón de todo. Tengo una verruga. La primera. Una verruga colgando debajo de mi humanidad, que además ahora está como adentro de una bolsa, colgante. Envejecí, pienso, ya envejecí. Ya mi pene no será igual.

5 comentarios:

MQDLV dijo...

Ja, Dios! Si de verdad guardás la mortadela en la alacena, te digo que la modorra es porque están intoxicado, nene!

Anónimo dijo...

Muy bueno estos dos blogs enfrentados... muy ingenioso.
dicen que todo espejo tiene dos caras!
saludos

Aurora dijo...

jajajajajaja!

Dios... de todas maneras, sé que si primero no hubiera leído el de MQDLV, este no me causaría gracia.

Lo transformás... increiblemente!

Saludos

Aurora dijo...

HEY HEY HEY...
A MI NO ME ROBÁS!

Una cosa es una cosa, y otra cosa es robarme...
Se pudre el rancho...
Además, voy a hacer los hombres semanales también...

Aurora dijo...

Ayer a la noche fue eso...
Ahora escribo una nuevo, no baldeo... jaja