martes, 16 de junio de 2009

Nada nada

Salgan a nadar, escualos sin plumas,
que con osadía muerden la piel,
amargas ojotas huelen a pie,
sin carnada, sin anzuelo.

Llena tu bozo, oh digestividad,
levanta las líneas y no permitas el engaño:
socorro, jamás comerás.

El pescado te pertenece,
pues que el pescado te pese,
aún más que tus elementos de riel,
más que el aroma de tu exhalación que,
bien sabes, tu, digna pescadora,
trucha y sólo trucha será.
Trucha y sólo trucha comerás.

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