martes, 19 de mayo de 2009

La dieta, como la fidelidad.


- Hay gente que simplemente es flaca.
- Mentira.
- De verdad, algunas personas ni siquiera se plantean la posibilidad de engordar.
- Porque se reprimen, en todo caso.
- No, no necesariamente.
- Sí, se reprimen. Los seres humanos no somos flacos.
- Mirá, tengo diez años más que vos y te digo que hay ciertas personas que no son gordas, y que no pueden ni discutir esa posibilidad, porque decididamente no la consideran.
- Cerrazón obtusa. Disculpame, diez años mayor, pero yo creo que, en todo caso, no se animarán a plantárse la posibilidad.
- ¿Por qué usás términos tan negativos?
- No son negativos. No sé mucho de psicología, pero no asocio la represión con cuestiones necesariamente negativas. Uno puede elegir la represión.
- ¿Cómo sería eso?
- ¿No somos racionales acaso? ¿No te definís vos como a un ser racional?
- Sí, claro. ¿Y eso qué tiene que ver con la gordura?
- Que no somos flacos pero sí, racionales. Entonces, es posible que elijamos reprimir el deseo de comer más, si antes de eso decidimos ser flacos.
- …
- Pero lo importante es saber que lo elegimos, insisto, que lo decidimos. Porque si es que somos flacos sólo por mandato, y lo sostenemos, entonces estamos en peligro de vomitar entrañas (léase bulimia).
- ¿A vos te parece?
- Absolutamente. Yo fui gordo toda mi vida y sueño con el día en que decida no serlo más. Es como el infiel que no caga a su novia. En verdad se quiere voltear todo lo que tenga agujero, pero se reprime por convicción. El elige y yo lo aplaudiría si mi panza me dejara chocar mis manos.

1 comentario:

Marina Agra dijo...

Ja ja ja... esta vez te digo que me hiciste reir tanto que acá en el laburo tuve que contar por qué lloraba. Y no es metafórico. Muy bueno